lunes, 29 de julio de 2013

El militante y el librepensador (Vicente Amadeo)

Aprendí mucho escribiendo 3.000 caracteres por día. Me convencí finalmente de que las ocurrencias esporádicas en un colectivo de la línea 29 no eran fórmulas mágicas para la fama y la grandeza. Escribí todo. No valió decir, si hubiera escrito aquella idea... lo especial que me hubiese sentido... Usé los mismos chistes una y otra y otra vez. Si junto todo va a quedar ultra repetitivo.

Me entregué por la causa. Me puse en bolas ante la audiencia. Ningún texto fue copiado y pegado. Todo fue subido caracter por caracter. No hay ningún mérito en esto, es cierto. Ya lo dijo Hugo Emilio Sánchez, soy un gordito del sector privado queriendo que lo entiendan, escribiendo para salir de la tormenta, en la que nunca quise meterme, no tengo coraje para aguas profundas, me quedo con la pizza con la banda, con el asadito y con el tiempo muerto, disfrutando el día en la quinta de mi familia política. Si pudiera escribir lo que siento y lo que veo, quizás serviría de algo, quizás otros podrían aprender que la vida de tanguero derrotado no tiene, finalmente, ningún sentido. 

Voy a disfrutar de a poco la última entrada del campeonato de la gilada de Talca. La república parsimoniosa se apresta a ver un programa de Lanata contra Chevrón. El país está en orden. Hay que hacer lío, dijo Francisco desde Copacabana, y en Jujuy se lo tomaron en serio. Salieron a la calle con bombos a protestar y a rezar. Los bovinos anti K de la rural ya vociferaron su arenga por la libertad y se pronunciaron en contra de todo autoritarismo. Es la libertad de los nenes de papá, como dice Santiago Llach. 

El otro día mi jefe se rió de una persona y la llamó librepensador. Me pareció una genialidad. Me reí como un hombre Hulk. Como una bestia que por un momento se olvida de su fealdad, solté una carcajada pesada y ruidosa. Me regocijé de pertenecer a un harem de bueyes ciegos, militando por el proyecto de la burocracia privada que promueve los valores del sistema y del capital. Además, es verdad, los librepensadores son los bobos del sistema. Son los indignados de la patria. Incómodos, se enojan al hablar de todo tema de orden público, en todo entorno con gente, se molestan, se creen distintos, no por mérito o esfuerzo, se sienten distinguidos porque sí, como si el hecho de ser autoconscientes de su falta de originalidad sea en sí mismo un indicador exacto e inversamente proporcional de su nivel de superioridad. El librepensador es el que no mide sus dichos, no tiene por qué, tiene en mente a sus cinco mejores amigos, ellos estarían orgullosos de lo que está diciendo, tiene a las bases ardientes, esperando que sea lo más duro posible, declarar autoritario al interlocutor, congraciándose entre personas con chaqueta de gamuza.

Es importante detenerse, una y otra y otra vez, en el librepensador. Es alguien, para darse una idea, que viene quejándose del gobierno desde 2003. Son diez años de mala onda. Siempre opinando en contra. No le preguntes qué opina a un librepensador. Primero te dirá lo que no le gusta y luego, tibiamente, dirá, considerando varias excepciones y dando algunas explicaciones técnicas, en qué está de acuerdo, para culminar sosteniendo que, de todas formas, todo podría haberse hecho tanto mejor. Es el iluminado de todos los tiempos. 

Me entusiasma el personaje contrario al librepensador. El militante curtidor de los caminos, metiendo su eslogan donde dé. El que está hasta las manos de compromisos con la causa. Quedó pegado a temas escabrosos, delitos de lesa humanidad, hay que apretar los dientes, embestirla como un buey, defender al represor, sea milico o monto boy, el Che también tenía sus contradicciones. Vamos todos al tribunal, hagamos patria en defensa de la patronal. Soy un comprometido a los 33, puedo hablar en nombre de los que vivían en los 70. Les agradezco por no resolver sus temitas antes y traerlo todo de nuevo para que lo disfrutemos los de 30. Nos encanta verlos debatir sus inseguridades de niños púber orillando los 70. Ah, los 70, aquellos años...

No hay comentarios:

Publicar un comentario