–Que tengo que escribir 3000
caracteres por día para adquirir el hábito.
–¿Qué hábito querés adquirir, si
te pasás todo el día escribiendo? Sos un pez que quiere ir a clase de natación.
–Escribir lo mío.
–¿Lo que escribís no es tuyo?
–No es tan mío, tan tan. Quiero
escribir mi libro. El problema es que no sé cómo hacer todo lo que tengo que
hacer además de escribir 3000 caracteres por día.
–Levantate una hora antes. Para
mi Happiness Project yo me estoy levantando una hora antes tres veces por semana.
–¿Y qué hacés en esas tres
horas?
–Tengo pensamientos positivos.
–¿Te levantás para pensar?
–Hay gente que se levanta a las
4 para meditar. Lo mío es más productivo.
–Igual no puedo levantarme
antes. Me acuesto a las 3, a las 4, a las 5.
–Te va a dar un ataque de jet
lag de esos que dan sin volar, que son los peores. Se te descompagina el
biorritmo y no lo arreglás ni con un coma farmacológico.
–A veces pienso que me vendría
bien un día así en blanco.
–Olvidate, el cerebro sigue
trabajando. Y vos no estás como Cerati, tus neuronas siguen a full aunque vos
no te dés cuenta. Tomate un fin de semana en el Tigre. Pedile a Nacho que te
preste la isla.
–No, no estoy buscando un lugar
para descansar, estoy viendo cómo acomodar 3000 caracteres sin perder el trabajo.
–Los trabajos.
–Los trabajos.
–Largá uno. Tenés como seis.
–Sin trabajo no hay Londres, ni
Battambang, ni Venecia.
–Tenés que elegir.
–No puedo.
–En mi Happines Project puse en
la planilla violeta de obstáculos “inmadurez”.
–Aprovechá una de estas mañanas
de pensamientos positivos para pensar cómo hacer para ayudarme, en lugar de
criticar todo lo que digo.
–Te estoy ayudando haciéndote
ver que estás alienada.
–Es una cuestión práctica, no
psicológica. Mirá lo que pensé. ¿Te acordás de esos buses chiquititos que andan
a mil en La Paz? ¿Qué pregunta la gente antes de subir? Vos me lo hiciste ver,
acordate.
–Si hay cancha, si hay lugar.
–Eso es lo que tengo que hacer:
hacer cancha, bajar a varios del bus y subir al bus los 3000 caracteres. El bus
no se agranda; el día tiene 24 horas: hay que sacar para poder subir. Tengo que
elegir qué no hacer para poder hacer los 3000. Ya saqué la ADN, la Ñ, el blog
de Gargarella, el de LuliB, el Travel del New York Times, la newsletter de
Estrella Roja, el vino tinto, solo puedo una copa, para estar lúcida cuando
escribo…
–Si leés hasta lo que escriben
los chinos de Filo…
–Te dije que los saqué. Por
siete meses voy a estar fuera del tiempo y del mundo.
–El problema es que ya sacaste
la tele hace mucho. Si no, bajarías un montón al toque. La tele son como los
hidratos de carbono. Te privás una semana y bajás dos talles. Yo en la planilla
roja del Happiness Project puse la tele.
–¿Qué es la planilla roja?
–Una donde anoto cosas
atractivas: cigarrillos, tele, helado de dulce de leche, vino, facebook,
galletitas Frutigran, bizcochos 9 de oro, alfajores Cachafaz de arroz…
–¿Vos comés esas porquerías?
¿Para qué es esa planilla?
–Para tener en claro qué es lo
que me parece atractivo, lo que me da un poco de felicidad.
–Es retriste tu Happiness
Project.
–No, hay otras planillas, hay
una planilla hot. Además, es más barato que ir al psicólogo y de alguna manera
te tiene entretenida con vos misma. Te diría que es un abordaje complementario.
Ahora que lo pienso podrías valorar cada cosa que hacés en función del tiempo
que te lleva. Luego hacer el cálculo de cuánto te llevan los caracteres y ver
ahí cómo da la suma. Por ejemplo: dos cines equivalen a 12.000 caracteres.
–Yo para 12.000 caracteres
necesito dos días, no dos cines.
–Vos sos la que ponés las
equivalencias. Es una planilla personalizada la que tenés que hacer.
–Tu Happiness Project te hace
ver todo en filas y columnas.
–Para darte cuenta de las cosas
hay que visualizarlas. Yo no lo podía creer; fue una revelación. El tema es que
te tenés que tomar el trabajo de pensar bien qué ponés en cada celda.
–Estoy pensando que ciertas
cosas que se resuelven rápido son tan pesadas que valen más que algo liviano
pero que requiere más tiempo. Tengo que ir al ginecólogo y es peor que ponerme
a hacer el doctorado.
–¿Y los 3000 cuánto pesan?
–Es como un vicio. Yo dije
hábito, pero es un vicio. Un hábito es lavarse las manos antes de comer. Un
vicio sería estar esperando que llegue la hora de lavarse las manos. Escribir
los 3000 es un vicio. Si escribo 3000 por día siempre tengo ganas de escribir.
Si paro dos días me desconecto.
–Entonces ya está, ya adquiriste
el hábito o el vicio o lo que sea. Sos una adicta. Que es justo lo que me
decías vos cuando yo iba al psicólogo tres veces por semana.
–El tipo se compró el piso en
Salguero con tu plata. Pero tengo que hacer que el vicio me sirva para escribir
el libro y no cualquier cosa. Y tengo que poder vivir una vida normal con el
vicio a cuestas.
–Estoy pensando que hasta que
termines te tenés que olvidar de la vida en pareja. No se puede vivir con una
adicta.
–Los pensamiento positivos se te
concentran de 6 a 7 de la mañana y cuando llegan las 8 de la noche no te queda
ni uno. Además la idea ni se me cruza por la cabeza. ¿Tomamos un vinito, que esta
semana la tengo libre?
–Ni ahí dejar el taller de los
miércoles que son como cinco horas, ¿no?