jueves, 1 de agosto de 2013

Vaya experiencia! (Marianne Alonso)

Vaya experiencia!

Hoy ya es jueves y si el campeonato siguiera tendría que tener escrito más de 120.000 caracteres. Todavía hoy jueves, una semana después,  no puedo entender cómo durante tres semana pude hacerlo. Hoy jueves estoy tan agobiada con las cosas cotidianas, el trabajo, las alumnas, la casa, los hijos, el marido, los amigos, los estudios, los médicos, mi madre como las tres semana que pasaron. Nada cambió y hoy jueves si lo pienso no podría escribir ni siquiera 1.000 caracteres. Sin embargo lo hice, y no sentí ni en el cuerpo ni en el alma el agobio, ni la semana, ni el laburo, ni el cansancio ni nada. Fue tanta la adrenalina, el sentimiento de grupo, la arenga de todos, los mails  que nacían sin ton ni son, los iutubs que llovían a borbotones, los Dt de la selección, las porreras que hacían temblar la cancha que sí lo hice, y así sin quejarme, divertida, y a puro teclado cuando llegaba la tardecita me ponía sin chistar. Salieron de la galera y del baúl de los tesoros historias íntimas, de enfermedad, de muerte, de amor, de artes y oficios, todo salió casi sin control.

La experiencia sirve para aflojar la mano y el coco. A veces hasta me sentí confundida por tratar de intelectualizar o no los relatos, por literalizarlos más o dejar que simplemente fluyan las palabras desde mi interior. El coach, Santiago, ante mis caracteres más sesudos me corrige una y otra vez mis oraciones nominales, y dejar que sean más cotidianas, que hablen como hablo yo misma, con sujeto, verbo y predicado. Uf! no saben cómo me sirvieron esas correcciones!

Admiro a todos y a cada uno de mis cumpas de taller, me gusta cómo escriben, lo que sacan, las historias de guerra, los chanos perdidos en su fé, Doris y su redactora por querer salvarla de su dolor, los poemas de Isa, Rosalía y su erotismo.

Quedé herida, y sí porqué no decirlo, con la cabeza quemada ante tantos caracteres que entraban y salían a todas horas. No me podía librar de ellos ni debajo de la ducha, ni en el trabajo, y estuve ausente durante tres semanas. No le dí más bola a mis alumnas ya que no me interesaron más sus cuentos ni sus obras, yo estaba enfrascada en mis pensamientos, la casa se derrumbó y llegaba la hora de la cena y no me importó más ver que podía haber en la heladera para hacerle de comer a la familia. Tenía que leer mails, mirar videos, contestar, escribir, y dónde está Marianne? La perdimos. "Mamá estás todo el día con el telefonito". "No era que no se puede usar el teléfono en la mesa?" Yo tecleaba y tecleaba en la compu, en el teléfono y no tuve tiempo para nada más que para el Championnat.

Se acabó el fragor autoimpuesto por mi misma ya que nadie me obligó a nada, pero cómo fallar a los borders, que también contaron conmigo. Igual debo confesarles que no creo que me agarren otra vez, por lo menos durante lo que queda de este año. El año que viene quizás?

Y sobre todo agradecer a todos, a los sinsabores, a las quejas, a los desánimos, a la pasión, a las risas que me hicieron como nunca sentirme viva. Gracias Santiago y gracias una vez más a mis nuevos cumpas.

1 comentario:

  1. Marianne!!! Sos una grossa. Terriblemente enorme. Gracias por todos y cada uno de tus textos. Y por incorporarme al vocabulario el maravilloso sonido de la palabra huateque.

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